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Cuando Serenata Guayanesa canta, canta la Piedra del Medio, esa isla maciza que vigila a Ciudad Bolívar y a Soledad al mismo tiempo. También cantan Alejandro Vargas y Félix Mejías, toca el maestro Lauro su guitarra y el mazapán de La Pelusa se deshace en la boca de los niños que juegan pelota en la bajada de Perro Seco. Esta Serenata amiga de todos ya llega a 45 años. Un pocotón de años siendo amigos de un país que los ha visto dedicar su vida a los niños, a la música tradicional pero, sobre todo, a la esencia de esta Tierra de Gracia. Para un país que siempre ha tenido una memoria un poco olvidadiza, valga decir que estos cuatro carajitos de Serenata han estado allí para decirnos lo que somos, lo que fuimos y seremos. Cada vez que una canción de Serenata Guayanesa resuena en algún rincón, cada vez que la pulga y el piojo o el sapo soplan su melodía, por allí vibra también el alma de esta tierra.