Autora: Ana Enriqueta Terán
La metáfora que nos multiplica en las costas del asombro, vasija multiforme, hecha arcoíris metálico, como un canto lunar sobre los caminos, como copla sembrada de sol para iluminar nuestra piel. Shabono alado, curiara de arcilla, lenguaje de aves, ceguera de mar, luciérnaga cósmica, sendero crepuscular, resplandor de agua.
Eso es la poesía venezolana, ese es su cuerpo nacido de montes, hechizado de palmeras, esos son sus ojos tatuados de relámpagos, sus huellas tejidas de piedras. Desnudez de jeroglíficos y memoria florecida, la poesía venezolana es un lienzo extenso en el cual se han vertido todas las voces que forman nuestro imaginario y sensibilidad, desde el ritualismo y la magia de los pueblos indígenas, con la profundidad de su oralidad, pasando por las construcciones del verso hispánico, el vuelo de las coplas, las brumas del romanticismo y el misterio azul del modernismo.
Expresiones literarias que encontraron tierra fértil en la imaginación y el potencial creador de nuestros juglares, hasta las propuestas más irreverentes, experimentales y vanguardistas. Para hacer de todas nuestras palabras posibilidad que conmueva, surge esta colección, tierra cosechada que ofrece sus páginas a la expresividad y manifestación libertarias de lo humano, esencia y aroma de la poesía en tres series: Clásicos reúne los referentes fundacionales; Contemporáneos, palabra de lo cercano, del fulgor y del viaje; y Antologías, ventana para la diversidad y las posibilidades del tiempo.