Autor: Antonia Palacios
Publicada en 1949, tuvo muy buena acogida, y con el tiempo se convirtió en un clásico de la literatura venezolana. Se trata de una novela de crecimiento. Del hallazgo de su propia interioridad por parte de una niña de ocho años que vive el difícil tránsito de la infancia a la adolescencia. En ese trayecto, lleno de dudas, temores y confusiones, la protagonista adquirirá una sólida formación a través de la madre, pero también afirmará su individualidad al mostrarse cada vez más independiente de aquella. Por los ojos de Ana Isabel vemos el mundo de una Caracas pueblerina que se anima con el Carnaval, los disfraces y los bailes al aire libre; donde tañen las campanas de las misas de gallos y la Primera Comunión es un acontecimiento. Una ciudad que, en la experiencia de esta niña inquieta y reflexiva, pareciera tener el tamaño de la plaza donde ella ha crecido y ha visto vivir a sus seres queridos, a sus amigas y amigos y a los de su familia. Y a medida que pasa el tiempo, su conciencia se va haciendo más lúcida: ve la crudeza de las injusticias de la vida, los enredos de los adultos y se da cuenta de que no solo ha crecido sino de que hay cosas que van quedando atrás. Es una novela sobre la infancia, sobre el paraíso perdido y la constitución de un “yo”.