(Prensa Librerías del Sur).- Para homenajear este sábado los 50 años de trayectoria cultural de Armando Carías, en la 19ª Feria Internacional del Libro (Filven) 2023, estaba previsto el bautizo de una nueva edición del libro de su autoría titulado Chichones en mi cabeza. Pero quienes conocen el legado que Armando ha brindado a la cultura venezolana, sabían que tenía que haber algo más.

Al comienzo del acto todo parecía formal. Armando, con micrófono en mano en la tarima, recordó que gracias a la obra de Carmen Delia Bencomo, escritora también homenajeada de la Filven, “creadores como yo estamos aquí, y hemos recorrido este largo camino”, agregó.

Luego, rememoró la influencia que tuvieron en él las revistas Tricolor, La Ventana Mágica, La edad de Oro, así como el libro El Principito. Confesó que en sus inicios no se asumía como escritor, pero a lo largo de su vida se fue convirtiendo en escritor de obras y publicaciones relacionadas a la cultura y a la literatura infantil. Y, por si fuera poco, también participó como editor en diversas publicaciones.

Después de eso, mostró al público un pocillo con tierra proveniente del espacio “Tierra de Nadie” de la Universidad Central de Venezuela (UCV), en Caracas.

No explicó para qué se utilizaría esa tierra en el acto. Era obvio que el público presente quedó intrigado, sobre todo en la primera fila donde estaban sentados el ministro del Poder Popular para la Cultura, Ernesto Villegas; la viceministra de Cultura y directora ejecutiva de la Fundación Misión Cultura, Karen Millán; el Viceministro de Identidad y Diversidad Cultural, Ignacio Barreto; el viceministro de Fomento de la Economía Cultural y presidente del Centro Nacional de Libro (Cenal), Raúl Cazal, y la viceministra de las Artes de la Imagen y el Espacio, Mary Pemjean.

Cuando todos esperaban que se bautizara su libro Chichones en mi cabeza (que, por cierto, honra a todas las personas que han trabajado en el teatro infantil en Venezuela), Armando llamó a la tarima a Chichón, el personaje infantil con el que ha brindado alegría a varias generaciones.

Pero antes, tres conejos en la tarima rompieron el protocolo con una descarga simulada de piano, batería y guitarra. Desde ese momento, aquel acto se convirtió en una inesperada puesta de escena de teatro infantil y Chichón empezó a cantar: “No importa si eres niño, no importa si eres niña, exige tus derechos, exige tu cariño (…) Si en la escuela nada te resulta, nunca tengas miedo si no entiendes las preguntas, así como debes hacer tu trabajo, tienes el derecho de echar mucho relajo”.

Cuando Chichón terminó de cantar, Armando volvió al escenario y recordó que el nombre de la agrupación “Chichón, duro y a la cabeza”, surgió cuando él se golpeó la cabeza con una de las tuberías en un sótano de la UCV, donde quedaba el depósito del vestuario del grupo. “Saliendo de ahí me di un tremendo chichón y ese fue el origen del grupo”, comentó entre risas.

Posteriormente, Armando llamó al escenario a “Manuelita, una niña de la Revolución”, quien cantó y bailó para el disfrute de los niños, las niñas y los adultos presentes.

Cuando “Manuelita” culminó, el grupo Comunicalle, del cual Armando es director, hizo acto de presencia con una representación teatral para homenajear a Ahed Tamimi, joven símbolo de la resistencia palestina, quien desde los 11 años se ha enfrentado a soldados israelíes llegando a abofetear a algunos de ellos cuando intentaban agredir a su madre dentro de su casa.

Prensa MPPC