(Prensa Librerías del Sur).- El libro Abril sin censura de Germán Sánchez Otero, combina la anécdota con la reflexión profunda acerca de lo que sucedió en Venezuela el 11 de abril de 2002. El autor asegura que en esta fecha  «el país corrió el inmenso riesgo de un baño de sangre por culpa de gente irresponsable sin sentido de patria».

La trama infringida por la derecha del país como por el imperio norteamericano tuvo la siguiente particularidad: la conjura operó en dos planos. Uno, el visible, mediante la estimulación de la calle con acciones de agitación y de terrorismo mediático, combinadas con reiteradas invocaciones de la paz y contra la violencia; otro, aquel donde se hizo el trabajo para enganchar a los mandos militares, prelados de la Iglesia y gente pesada del mundo empresarial. Este diseño subversivo lo registra con claridad el libro de Sánchez Otero. Porque su autor lo vivió. Porque lo captó sobre la base del conocimiento que tenía del país y las relaciones que consolidó durante su exitosa gestión al frente de la embajada de Cuba en Caracas.

La obra expresa que la planificación del proceso desestabilizador logró, por una parte, distraer la atención de los organismos de seguridad e inteligencia del gobierno; y por otra, la realización de un trabajo conspirativo que prácticamente pasó inadvertido, determinante en el momento en que se decidió el golpe. La combinación de las acciones de calle y el papel de los medios el 11 de abril, con el pronunciamiento de los mandos militares en Fuerte Tiuna y el caos en los servicios de inteligencia, logró el objetivo de derrocar ese día el gobierno constitucional de Hugo Chávez.

El libro también presenta los aspectos fundamentales de la estrategia que fue utilizada por personalidades anti-Patria, sin duda concebida por expertos norteamericanos en desestabilización y ejecución de golpes de Estado. El protagonismo de la Misión Militar de EE.UU., que operaba dentro de las instalaciones de Fuerte Tiuna, y el papel que jugaron oficiales venezolanos vinculados al Pentágono, entre los que figura un agregado militar en Washington, explica muchos desarrollos de la conspiración que sorprendieron a la inteligencia y seguridad del gobierno nacional.

Sánchez Otero cita en el libro una frase de José Martí, la cual recoge en cierta forma lo que sucedió: «En la política lo real es lo que no se ve». En los tiempos de tormenta durante los cuales se ha desenvuelto el proceso bolivariano, tanto en los años 2002 y 2003 como en los actuales, hay que tener los ojos bien abiertos: no solo para ver la superficie, lo que aflora en determinados momentos, sino lo que subyace, lo que se mueve más abajo.