(Prensa Librerías del Sur).- El libro La palabra por ahora de Dioselis Gabriela Melo y Ángel Segundo Castillo representa unas muestras de creatividad a través de prosa y verso, de lo que se convirtió en una frase inspiradora y de combate para defender la Revolución Bolivariana.

La obra que pertenece a la Colección Febrero y Abriles de la editorial El Perro y la Rana, recopila testimonios y anhelos de lo sucedido en el transcurso de ese día tan consternado, donde el pueblo colectivo buscaba un camino de esperanza para aquel soldado que acababa de dar el primer paso contra el régimen corrupto.

Los autores Dioselis Gabriela Melo y Ángel Segundo Castillo dejan huella en su obra de los diferentes testimonios de la revelación nacional del país.

¿Quién es Dioselis Gabriela Melo?

Nació en Santa Teresa del Tuy, Venezuela, el 13 de mayo de 1971. Sus padres fueron Elina Bernarda Melo y José Rafael Francheski, fallecidos cuando tenía apenas año y medio de edad, quedando bajo la tutela de Julia María Alzualdes Vargas, abuela materna y quien le inculcó valores, dándole ejemplos de luchadora incansable. De procedencia campesina, recibió su primera educación en la Escuela Nacional Turumo y en la escuela municipal General Antonio José de Sucre; se graduó de Bachiller Integral en la Misión José Félix Ribas.

A raíz del golpe de Estado, en abril de 2002, decide integrarse totalmente a los sistemas educativos y formativos para tributar tiempo completo a la revolución venezolana.

¿Quién es Ángel Segundo Castillo?

Nació en Barquisimeto, actualmente está residenciado en Acarigua, pero se declara «piriteño» hasta la médula por haber vivido su infancia en Píritu, estado Portuguesa, pueblo en el que tiene sembradas sus raíces y en el que recibió las primeras influencias de la poesía llanera. Trabajo durante 32 años al servicio de la educación rural como maestro de aula, sub-director y director de Núcleo Rural y es, en medio de ese ambiente campesino y al calor del trabajo cultural comunitario, que se le desboca, por aquellas sabanas abiertas, el potro de las coplas y el corrío cargado de versos silvestres que, por ser cimarrón, lo ha llevado a cultivar una poesía comprometida con las causas justas. Coincide plenamente con lo expresado por el maestro Prieto Figueroa: «Todo poeta es un maestro y todo maestro es, por naturaleza, un poeta».