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Los que levantan murallas para cegar la libertad de quienes hemos decidido ser libres, se eclipsan en su ética de cancerberos ante la poesía libertadora de la que apenas presentamos en esta oportunidad una muestra pequeña pero significativa. Venezuela –así como la América Latina y el Caribe– es tierra y mar de poesía, y tierra y mar que convoca versos de otros mares y otros cielos y otras tierras, porque los sueños están del lado de quienes nos hemos empecinado en labrar nuestro propio destino. Así ese camino se cruce con el de los poderes que desde siempre han sido la fuente de las peores horas.