(Prensa Librerías del Sur). – José Gregorio Hernández, popularmente conocido como “el médico de los pobres”, nació el 26 de octubre de 1864 en el pueblo de Isnotú, estado Trujillo, Venezuela.

A la edad de 13 años, el trujillano deseaba estudiar Derecho, pero su padre le alentó a cursar la carrera de medicina, consejo que seguiría al ingresar a la Universidad Central de Venezuela (UCV) en el año 1881 y que lo llevaría a enamorarse de su vocación.

Por ello, durante sus seis años de estudio en la carrera de medicina, obtuvo una calificación sobresaliente en sus materias y, al graduarse en 1888, fue el estudiante más destacado de su grupo.

Luego, en 1889 recibe una beca del entonces presidente de Venezuela, Juan Pablo Rojas Paúl, le para estudiar Microscopía, Bacteriología, Histología Normal y Patológica y Fisiología Experimental en la Universidad de París.

En 1891, a su regreso de Francia ingresó como docente de la Universidad Central para impartir los conocimientos adquiridos en los estudios hechos en el exterior, donde también obtuvo un postgrado. Además, dominaba el español, inglés, alemán, francés, italiano, portugués y comprendía el latín.

Un día antes de su muerte, el 28 de junio de 1919, se firmó el Tratado de Versalles para poner fin a la Primera Guerra Mundial. Curiosamente, algunos devotos de José Gregorio Hernández afirman que el galeno manifestó que “habría dado su vida” para que este acuerdo se concretara.

Al día siguiente, el 29 de junio de 1919, el Dr. José Gregorio Hernández falleció al golpearse la , cabeza con el borde de una acera luego de que un automóvil lo atropellara en la esquina de Amadores en la parroquia La Pastora, en Caracas.

Buena parte del pueblo venezolano asegura que son innumerables los milagros realizados por el doctor Hernández a través del tiempo, pero uno de los atribuidos a él fue elemental para avanzar en su proceso de beatificación, la cual se realizó el pasado 30 de abril en Caracas.

La intervención milagrosa tuvo lugar en el caso de Yaxury Solórzano, una niña de 10 años, quien fue herida de gravedad al recibir un disparo en la cabeza en el caserío Mangas Coveras del estado Guárico. De acuerdo a la madre de Solórzano, cuando la pequeña fue atendida en el Hospital General Dr. Pablo Acosta Ortiz del estado Apure, el siervo de Dios apareció en la habitación del centro médico y le aseguró que la niña recuperaría.

A este milagro se suman muchos casos de sanciones en todo el país. Por ello, la fe de los venezolanos y las venezolanas hacia «el médico de los pobres» se ha vuelto inquebrantable de generación en generación.

Actualmente, los restos del Dr. José Gregorio Hernández reposan en la iglesia en La Candelaria, ubicada en Caracas.