Autor: Enrique Hernández D’ Jesús
Víctor Hugo decía nous mangeons de l’inconu. Aquello que está sobre la mesa celebra los sentidos, prodiga el placer. Y allí está la carne primitiva sangrante; el animal herido que adorna la sobrevivencia; el animal que ahora es pieza exquisita luego de haber sido tratado, adorado y cocinado audazmente. Los cuerpos se devoran entre sí, mezclan sus humores y es todo tentación aquello que teje y adereza la piel, el tacto, aquello que se besa, se lame, se acaricia. Este paralelo erótico entre la mesa y la cama tiene su tradición y sus apologistas, pero consigue en Enrique Hernández D’ Jesús a su más profano seguidor.