Autor: Gino González
«El libro alcanza niveles de maestría pedagógica (valga la aparente redundancia) que lo hacen un material apropiado para quienes están interesados en el estudio del lenguaje popular y sus expresiones artísticas. De principio a fin, pero sobre todo en la segunda mitad del libro, aparece el hilo conductor de Dámaso Figueredo, el cultor que viene a ser como un alter ego del autor, su guía por terrenos complejos, un cable a tierra que incluso un llanero auténtico como Gino González necesita para que la reflexión no se vuelva demasiado teórica».
Clodosvaldo Hernández