El deporte ha estado presente en tiempos de guerra y tiempos de paz; ha reivindicado banderas y silenciado genocidios, ha unido culturas y levantado muros en medio de su existencia. En los tiempos que corren, el manto de la globalización y el mundo de las finanzas le añade matices corporativos hasta invadir su esencia, refuerza los antivalores del individualismo y el consumo, sustituyendo la naturaleza del ser deportista y el sano disfrute del ejercicio por una función meramente comercial.

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